Los Balcones y Galerías en las casas rurales de dos plantas
A pesar de la divulgación que muchos medios han hecho de los balcones artesonados y ostentosos, como sello de distinción de la arquitectura de estas islas, abundaba mucho más otro tipo de balcones, los colgadizos y los corredores rurales, que son los que deberían representar el patrimonio general en materia de construcción y poco se hace mención sobre ellos.
Tal argumentación valdría para el que le interese exclusivamente el arte elitista, especialmente cuando se pasea al turista por algunos pocos núcleos de capitales y villas. Es verdad que los otros balcones rurales han pasado por la criba del abandono y pocos se conservan hoy en estado puro o permanecen escondidos en patios interiores, pero esta realidad existió en abundancia, le dio carácter a la arquitectura popular y no tienen mucho que ver con lo que se vende como seña de identidad, repito, según la propaganda turística y tratados de arquitectura. Los balcones de la cultura tradicional popular tienen su sello propio y no tienen la misma función.
El balcón exterior cumple con el cometido de marcar el rango y apenas se usa, mientras que el corredor rural muy presente en la historia, ha sido un elemento muy importante para la vida útil de la familia, sin que por eso le haga carecer de belleza, una estancia abierta y acogedora al resguardo del sol y la lluvia, para la reflexión, los descansos y los encuentros familiares. No se hicieron para distinguirse socialmente, vigilar, fisgonear, presenciar festejos, actos religiosos o cosas así, aunque a veces esto se llegó a emular para materializar sueños.
Me llama la atención cómo la civilización ha asumido que el único patrimonio aceptable tiene que ir de acuerdo con normas que favorecen exclusivamente a una clase minoritaria, quedando acuñado como cultura obligada para todos. Al mismo tiempo se desestima la preservación de una cultura de sentimientos populares, la más noble cultura, porque es la más antigua y única capaz de preservar la originalidad de las tradiciones, algo que se ignora por haber sido clasificado como vulgar.
No obstante se incluyen algunos ejemplos de balcones rurales menos complicados, que embellecen las fachadas y hacen gala de su sencillez y austeridad.

Dibujo 76.
Aunque este modelo tiene la compostura de casa alta, no es de dos plantas, al menos no lo son los módulos que están a la vista, pero puede servir como ejemplo para presentar el balcón de ciertas casas rurales, levantadas sobre atalayas rocosas, que hacen recordar aquellos balcones vigías estratégicamente colocados, desde donde se domina la vista de una finca, vías de tránsito o puede que panoramas. Estos balcones aparecen casi invariablemente en la parte exterior de casas de dos plantas grandes y de buena presencia. El modelo de este conjunto, seguramente no muy antiguo, contiene una mezcla de estilos más de las islas orientales.
Como se ve no se trata del habitual balcón artesonado de las casonas con antepecho de balaustres sobre una base cerrada por cojinetes, muy común también en balcones exteriores urbanos. Es un modelo más sencillo, sólo de listones cruzados y con cubierta independiente del tejado, distinto del estilo de los corredores. El pasillo cubierto de la derecha recuerda las estrechas galerías que han aparecido en algunos ejemplos de casas terreras.

Dibujo 77.
En climas más secos se pueden encontrar balcones descubiertos. En esta vieja casa de techo plano se encuentra adosado a la pared exterior, aunque también se ven alzados sobre paredes que dan al patio interior.
Son tan estrechos que permiten ser soportados por pequeños canes o cornisas de piedra y a menudo se limitan a los antepechos colocados en puertas abiertas en la pared.

Dibujo 78.-
Un ejemplo más de balcones instalados en lugares visibles y estratégicos de casas grandes, en una de sus amplias paredes, como observatorio y como signo de categoría y poderío de la propiedad. Eran rurales y debido a la benignidad del clima y a la escasez de madera, eran ligeros y transparentes, muy diferentes de esos otros más densos y abrigados propios de lugares más frescos y poblados.
Aunque esta descripción no tiene como objetivo presentar los balcones urbanos, se incluye algún ejemplo para que sirva de contraste con los que se están exponiendo. No es un balcón de clase distinguida, aunque se parezca un poco. Está más cerca del típico y rústico corredor, cubierto a una o tres aguas, con antepecho de cojinetes y balaustres. Esta modesta imitación de las ampulosas tribunas que se ven en los centros urbanos, se pueden encontrar también en lugarejos rústicos, casi siempre en fachadas que dan a callejones adyacentes, propios de estas aldeas.
En contraste con los anteriores se aprecian estos otros: compactos, anchos, más recargados y abrigados.
Dibujo 79.

Debajo otro modelo visto en cercanías a poblaciones. El pasaje de primer plano está a la altura de la segunda planta. A la izquierda tiene la entrada directa a una galería cerrada sobre el huerto, por donde se accede a las habitaciones principales, y detrás de ella se encuentra la escalera que conduce a las habitaciones de planta baja destinadas a servicios. Por el lateral derecho se ve el balcón cerrado con celosías sobre un pequeño patio.
A veces se ven balcones de este tipo con elementos de origen árabe, que resultan prácticos para observar el exterior sin ser visto.
Dibujo 80.

Como curiosidad, por su diferencia de estilo, sin que corresponda tampoco a los balcones que estamos tratando, se hace mención a algunas fachadas ilustres de capitales o villas como La Laguna, que lucen un tipo de balcón corrido a todo lo largo del frontis en la segunda o tercera planta. De forma parecida aparecen en haciendas rurales e incluso otros más modestos en algunas casas grandes de barrios.
LAS GALERÍAS ABIERTAS EN CASAS RURALES DE DOS PLANTAS.
En el medio rural se prodigan las galerías y corredores más que los balcones, pues resultan más adecuados para abrigar esa especie de pasillo exterior, destinado a comunicar habitaciones. Son los elementos más llamativos en las construcciones del medio rural y por tanto el distintivo más destacado del arte popular canario. En los muchos años que permaneció la tradición no era indispensable vivir aislado de los elementos naturales, condiciones que ahora se tienen por hostiles e incómodos. No era imprescindible enclaustrarse dentro de refugios confortables, pero sí lo era gozar de libertad en sintonía con lo natural. Además este espacio resultaba el rincón predilecto para disfrutar de este clima agraciado, mientras se descansa o se desarrollan ciertas labores.
En los dibujos de este capítulo y el siguiente se muestra un grupo bastante numeroso de casas de dos plantas, donde destaca el verdadero balcón que ha contribuido mucho a definir el carácter de las casas de campo de un nivel medianamente acomodado. Aunque en este grupo se incluyen algunos casos con características propias de los esquemas A y B, casas construidas sobre terreno inclinado, de forma general y por su especial aspecto y tipología deberían considerarse dentro del grupo C, o sea, de las levantadas en terreno horizontal con galería exterior cubierta en la segunda planta, acompañadas invariablemente de una escalera exterior de piedra o de madera.

Dibujo 81.
Interesa abrir la exposición de este apartado con un apunte tomado sobre una casa perdida en esos lugares que hasta no hace mucho tiempo permanecieron casi aislados, donde se podían encontrar los más claros ejemplos de sobriedad. Es simple pero de indudable belleza. No tiene fachada por la espalda, al estilo de casas de fachada interior, que se muestran más tarde (a partir del dibujo 92 del siguiente capítulo). En este ejemplo, al otro lado sólo hay laderas escarpadas, por lo que detrás dispone de alguna ventana de ventilación y todas las entradas se encuentran al frente. No ha sido necesario dar forma a un verdadero patio, pues todo el espacio que hay fuera del muro forma parte también de su patio.
GALERÍAS ESTRECHAS.
El corredor del ejemplo anterior tiene anchura suficiente para no considerarlo un pasillo de enlace entre habitaciones. Antes de seguir me parece oportuno mostrar primero algunos modelos de galería estrecha, realmente la prolongación del descansillo visto en los dibujos 7 al 11 del capítulo anterior y que casi siempre hacen de balcón en fachadas de caminos públicos, pero sobre todo son pasillos para comunicar piezas independientes, más estrechos que los corredores y ni siquiera necesitan pilares de madera como soportes, sino que aprovechan la prolongación de las vigas de la planta baja o canes, que sobresalen de la pared.

Dibujo 82.
Esta casa de una sola fachada, que da al camino privado de su propia finca, frente al campo abierto, da idea del modelo que quiero presentar. Muchas de estas galerías abiertas y sin protección por los costados se refuerzan con la ayuda de jabalcones apoyados en la pared. Las galerías suelen aprovecharse también para otros usos prácticos, como secadero de piñas, hierbas medicinales y otros frutos.

Dibujo 83.
El segundo dibujo de este tipo de vivienda muestra una galería que da a un camino vecinal. Casos similares aparecen en callejones. Esta vez la fachada no queda dentro de la propiedad. La peculiaridad de este ejemplo es que, al tener el terreno dos niveles, no dispone de escalera para acceder a las habitaciones altas. Un pasadizo empedrado sustentado por un muro permite entrar al cuarto de una sola planta que se ve a la derecha y también a la galería alta del módulo principal de dos plantas. Su acceso parte de la entrada lateral del pequeño patio (derecha), cerrado entre el módulo principal y otro paralelo de servicios. Debajo sólo una puerta de entrada para el local que sirve de taller, comercio o almacén.

Dibujo 84.
Y como último ejemplo de galería estrecha se muestra este modelo. La mayoría de las casas rurales aisladas de dos plantas, como también algunas casas rústicas de pueblos con fachada a la calle, tienen estos pasillos o corredores en el patio interior. Este es uno de esos casos, donde el pasadizo estrecho y elevado se amolda a la forma en L de sus módulos.
Hemos vuelto a los balcones simples de balaustres, con los que se iniciaba este capítulo, sin cuarterones como antepecho.

